Hace 21 años atrás con este mismo párrafo comencé a escribir mi anuario:
En 1995 ingresé al Colegio Del Valle con solo dos amigos de escuela (Esteban Ureña y Marianela Rojas) recuerdo claramente que fue una experiencia diferente, venía de una escuela con una población estudiantil enorme y al entrar al cole mi grupo no superaba los 12 estudiantes, pero esta característica hizo que este pequeño grupo se hiciera una gran familia, todo fue un proceso, pero en poco tiempo me fui acoplando al sistema.
Recuerdo que ese año no existía quinto nivel y en noveno solo había dos estudiantes, en total todo el cole eran máximo 50 personas, pero esto era una gran ventaja porque no había diferencia en ser “mostacillas” o ser los mayores todos compartíamos por igual.
En esos años no teníamos celulares entonces siempre en los recreos nos sentábamos en los corredores a hablar y disfrutar la merienda, que por cierto Teacher Linda cuidaba mucho nuestra alimentación y no permitía comida chatarra, así que o almorzábamos comida tradicional en la soda de Flory o traíamos nuestro propio almuerzo, las loncheras y los termos era algo de todos los días.
Por unos años recibí lecciones en las cuatro aulas ubicadas de la antigua Iglesia Casa del Banquette, hoy es un edificio de Decavisa y nos trasladábamos a la escuela a recibir clases de cómputo con profe Leo (actual director) pero lo mejor sucedía cuando llovía, caminábamos leeeennntooo para mojarnos y así nos mandaban para la casa.
Estando en el cole hice grandes amigos que hoy recuerdo con cariño, una de las más cercanas fue Patricia Valverde, una persona amante de los libros, de la flauta traversa y como olvidarlo, fan de los Cranberries.
Todos teníamos profesores favoritos, el mío fue el de Biolo, tenía tanto carisma para dar las clases que hacía que nos enamoráramos de la materia. No me gustaba mucho la mate pero profe “Yoyo” siempre nos motivaba a dar lo mejor sí o sí.
El día de clubes era lo mejor, pasabas todo el día en el cole y era muy normal compartir un club de manualidades cociendo y bordando con varones, fue definitivamente otra época. Las giras educativas eran las más esperadas, esos paseos no te los podías perder, ir a las Cavernas de Savegre fue una experiencia única.
Las noches culturales en el Complejo eran un evento para el cual nos preparaban todo el año, en una ocasión me tocó ser presentadora con mi compañero Andrés, ¡qué nervios por Dios! era un evento donde sacabas las mejores galas, casi casi de televisión, ahí exponíamos obras de teatro (del profe Selva), bailes, exposiciones de cerámica, etcétera, ante nuestra familia y amigos. Simplemente ese día era para brillar.
Una característica del Colegio del Valle es que siempre te exigían más, debíamos dar el 100% en todo ya sea en lo deportivo, cultural o académico ni que decir del inglés, siempre fue y será una asignatura primordial de la institución, pero también te retribuían tu esfuerzo y de eso me siento orgullosa de haber pertenecido a esta linda institución.
Actualmente tengo una linda familia, vivo en mi amado Pérez, soy mamá de una preadolescente de 13 años llamada Jimena que cursa su primer año sétimo, en mi cole también. Soy una mamá emprendedora, estudié Odontología en la Universidad Latina de Costa Rica, tengo mi propio consultorio dental desde hace 12 años aquí mismo en San Isidro.
Me considero una mujer realizada, tanto como mamá y como profesional, muy trabajadora, soñadora, hija de Dios.
Visualizo mi vida en un futuro, disfrutando de lo que sembré, viviendo frente al mar, tomando café, disfrutando un libro y recordando vivencias.
Hoy Colegio del Valle, te doy las gracias por haber contribuido a formar la mujer que soy, espero que mi hija disfrute tanto esta linda etapa como yo lo hice.
¡Gracias!