Era el año 2006 cuando ingresé al Colegio del Valle, en mi bulto llevaba un montón de ilusiones y unos cuantos libros de miedo, ya que era nueva.
Nadie me alertó que el cole iba a ser la etapa más enriquecedora de mi adolescencia, tanto por sus profesores como por las grandes enseñanzas emocionales y personales.
Conocí y puse en práctica valores esenciales que hoy me permiten ser la persona que soy: tolerancia, respeto, solidaridad, amistad, entrega, honestidad y responsabilidad.
Recuerdo con mucho cariño a Don Johnny, Baldí, profe Leo y Selva, quiénes con su particular forma de enseñar, nos entretenían los días.
También a las chicas de la soda y Flory siempre atentas y amables.
Me encantaba los grupos pequeños; lograban que nos dedicaran el tiempo que ocupábamos para aprender.
Recuerdo que don Johnny vio en mi la gran capacidad que tenía por las letras y sus dinámicas de leer un libro por bimestre, fortalecieron mi amor por la lectura. Tanto así, diez años después, aún sigo la costumbre.
Disfrutaba profundamente las clases de Teatro y los diversos deportes que nos enseñaban, era una prueba para poder encontrar en qué éramos buenos.
Le guardo un enorme cariño a la institución, de ese amor que se agradece y conserva eternamente. Formaron en mí una mujer fuerte y capacitada, con docentes que amaban lo que hacían.
Estudié Licenciatura en Periodismo con énfasis en Producción Audiovisual. Actualmente vivo en Pérez Zeledón y tengo mi propia empresa con mis hermanos, “El Cafetín” y mi blog “Labios Carmesí”.
Hoy, algunos años después, sigo viendo que la institución sigue manteniendo su Norte, honrando la gran responsabilidad que implica formar seres humanos íntegros.
No veo la hora que mi descendencia pueda ser formada en ese lugar, al que yo llamo casa.
Con amor,
Bárbara Céspedes Cedeño.
Generación 2010